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6 de noviembre: Ginebra, pero sin tónica

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Hoy es el día. Después de tanto sufrimiento y pandemias y viruses y todo lo malo que nos podía pasar, los mochileros emprenden ruta hacia Suiza y sus lagos y sus montañas y sus suizos tan majos ellos. Levantarse temprano, Uber y al aeropuerto a la T4. ¡Coño! Me he equivocado y nos vamos a la puerta de Zurich en vez de la de Ginebra porque hay un vuelo a la misma hora. Me he liao... ¡Ya en la 433! Está lleno de críos: los niños viene de Ginebra, no de París. Presentamos todo el papeleo del COVID y pa dentro. ¡Qué bien! He conseguido dormirme un rato en el avión durante el vuelo. Hay solecito en Ginebra pero parece  que la temperatura es fresquita. Bajamos del avión  y nos vamos al Rent a Car a por el coche: lo hemos cogido en Europcar. Pues nada, le dy mi carnet de conducir, mi DNI y mi tarjeta de débito... que no vale porque tiene que ser de crédito. Menos mal que lo sabíamos y vinimos preparados con una credit card de Sonia así que se la damos y... no vale ¿Como? No funciona. Espere,

7 de noviembre: Asterix en las Olimpiadas

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Mando un fax y nos vamos. ¡Ay Dios! ¡Ay Dios!... y así una hora hasta que le saco el caparazón a la tortuga, previos dolores y sufrimiento inimaginable: me acuerdo de la noche de Augusto, el del "Derby", y deseo que se le prenda fuego al local en cuanto sea posible. Bueno, un poco recuperado hacemos el fast check out (toma la llave y te la metes por el culo) y nos vamos a ver The Broken Chair, que si no vas no pasa nada. Al lado, las Naciones unidas... recinto vallado y enorme. Bueno... Y nos volvemos a la ciudad a ver el Jet d'Eau sin saber que en Noviembre no funciona así que fotos por la zona, a los barcos. los cisnes, faros y poco más. Es lo más chulo de Ginebra, que nos despide con su buen atasco al cruzar el puente Mont Blanc y a la isla Rosseau. Salir del atasco nos pone camino de Lausanne, por la A1, a unos cuarenta minutos de Ginebra. Es la capital olímpica y se llega rápido porque la carretera es muy buena. Vamos primero al hotel que las frites de anoche vuelven

8 de noviembre: we are the champions

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El cambio climático se origina en las habitaciones de los hoteles Ibis: en concreto en ésta de Lausanne donde hemos conseguido la misma temperatura que en el cono del volcán de Cumbres Viejas. Y luego vas a la calle  y te hielas. Pagamos el Ibis, cogemos el coche y nos trasladamos al COI, a las oficinas centrales que están a orillas del Lago Leman. Como las Naciones Unidas, tiene poco que ver por fuera (dentro hay un museo y parece que es otra cosa) pero el paseíto por la orilla del lago y los jardines merecen la pena una visita. La gente se baña, están locos estos suizos. Y dejamos ya Lausanne. La A1 nos lleva al este y a la otra parte del lago Leman donde nos encontramos con el alucinante Castillo de Chillon, metido dentro del agua. Del parking al castillo hay un paseíto muy agradable donde te encuentras a Lord Byron y se hacen unas fotos estupendas. Entrar al castillo no es caro pero no lo hacemos: visita al embarcadero, fotos con una holandesa y un latino y a Vevey. A la cual llega

9 de noviembre: visitando aliens

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Despertamos viendo las montañas nevadas y el lago ¡Qué espectáculo! Reponemos fuerzas desayunando en el Polo Norte y sacamos el coche del parking de los Autos Locos. Dirección: Gruyères. Subimos a la ladera de Montreaux para coger la autovía y aprovechamos para unas últimas fotos de este precioso sitio.  Pero antes de llegar nos desviamos a Broc a ver la fábrica de chocolate de Cailler, famosa en el mundo entero excepto para mí. Aparcamos en un enorme parking externo y pa dentro. Doce pavos por persona porque hay una máquina parada por limpieza y no se puede ver. Te explican de dónde viene el cacao, que Carlos V era un apasionado de él, que Hernán Cortés un cabronazo... hasta llegar a los siglos XIX y XX donde se juntan Cailler y otras con Nestlé, en la depresión del 29, y se formó la actual compañía. Tras un poco de historia y de ver de dónde viene cada ingrediente, y de un tipo canadiense haciendo muñecos de chocolate llega el momento de probar todo lo que quieras. Al ser todos con l

10 de noviembre: fabricando queso sin agujeros

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Eah, parriba y a desayunar al Traditions, que es donde comimos. Hoy nos sirve una coruñesa con los típicos croissants y embutidos locales... Lo de siempre. Y hoy toca bajar las maletas hasta el parking ¡Susto! ¡No se ve el coche! El tío estaba justo detrás de los árboles. Nos está asustando el colega demasiado. Y toca ver la fábrica de queso, que ayer no pudimos porque a la hora que fuimos no se veía a la gente trabajar...que si no los ves tampoco pasa nada. Pagamos, audioguía y palante: hay 16 puntos donde te explican como se hace el queso, con cacharritos para percibir olores. Todo ello con los trabajadores abajo haciendo el queso... Chulo, pero un poco corto. Una curiosidad, a diferencia de lo que pensamos, el queso de Gruyères no tiene agujeros... Y como nos lo han recomendado, vamos hacia atrás, a Gstadd, otra de las capitales europeas del lujo, del ski y del tenis. De los precios, ni hablamos y es por eso que nos extraña que el parking haya sido tan barato. Gstadd está en medio d

11 de noviembre; un helicóptero y un policía portugués

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Otro día nuevo en Suiza y hoy ha vuelto a salir el sol. Desayuno típico de Ibis y al coche de nuevo. Hoy tocan Thun y Murten, cambio de planes. Y para hacerlo vamos primero a Thun, que es la más lejana de Friburgo pero en una hora estás allí, vamos. Repito que las distancias son muy cortas. Aparcamos en un parking al lado del rio Aare y lo cruzamos por un puente para llegar a una calle llena de comercios. Cogemos a la izquierda y llegamos a un puente-esclusa-restaurante con la gente pescando: el agua es cristalina pero peces se ven pocos. Cruzamos por otro puente y llegamos a una zona llena de garitos que apuntamos para comer, la cruzamos y llegamos a la Rathausplatz, que la gente aquí ya solo habla germano. Pequeñita y chula, con los edificios más importantes y antiguos de la ciudad alrededor: están decorando con grúas un inmenso Árbol de Navidad que acaban de instalar. De frente salen los escalones de piedra que llevan al castillo: con tranquilidad y sin prisa se llega a la cima. Las

12 de noviembre: los osos de Berna

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Hoy toca Berna, la ciudad de los osos, llamada así porque su fundador Bertoldo V de Zeringen tuvo los huevos de llamar a la ciudad como al primer bicho que se cargara: Berna en alemán significa oso así que ya sabes lo primero que se cargó. Bueno, lo más importante es advertir que nunca jamás aparques en el parking de la estación de autobuses, en el Postpark: cada hora son 6 francos así que no hace falta decir lo que nos costó a nosotros, que todavía nos duele. Pero olvidemos el sablazo y sigamos por Berna: ya hemos dejado atrás la estación y llegamos a la Marketgasse que está llena de tiendas a ambos lados. ¡Cuidado con los buses, trolebuses y tranvías! Como en Thun, los locales se abren con trampillas que dan a los sótanos. Siguiendo por esta calle, llegas a la torre de la prisión, pues sigues palante y llegas a la del reloj que en cuanto se ve se sabe el porqué. Tengo frío así que volvemos al coche a por el abrigo: el tiempo es como en todos lados  pero aquí es más húmedo. Ya con el