7 de noviembre: Asterix en las Olimpiadas

Mando un fax y nos vamos. ¡Ay Dios! ¡Ay Dios!... y así una hora hasta que le saco el caparazón a la tortuga, previos dolores y sufrimiento inimaginable: me acuerdo de la noche de Augusto, el del "Derby", y deseo que se le prenda fuego al local en cuanto sea posible.

Bueno, un poco recuperado hacemos el fast check out (toma la llave y te la metes por el culo) y nos vamos a ver The Broken Chair, que si no vas no pasa nada. Al lado, las Naciones unidas... recinto vallado y enorme. Bueno... Y nos volvemos a la ciudad a ver el Jet d'Eau sin saber que en Noviembre no funciona así que fotos por la zona, a los barcos. los cisnes, faros y poco más. Es lo más chulo de Ginebra, que nos despide con su buen atasco al cruzar el puente Mont Blanc y a la isla Rosseau.


Salir del atasco nos pone camino de Lausanne, por la A1, a unos cuarenta minutos de Ginebra. Es la capital olímpica y se llega rápido porque la carretera es muy buena. Vamos primero al hotel que las frites de anoche vuelven a hacer acto de presencia: "que me des una puta llave, coño" en perfecto inglés y francés. El Ibis Centre tiene parking por diecisiete pavos así que del tirón.

Comenzamos a andar en un día soleado hacia la Catedral, pasando por el Hotel de Ville y subiendo una colina de escaleras de madera. Desde arriba hay unas vistas majas de la ciudad. El interior es austero, poco que ofrecer. Y ahora vamos al Palais de Rumine que está en una plaza enorme donde los suizos venden todas las mierdas que tienen en casa intentando engañar a cualquiera que pase. Subimos por la derecha del Palais hasta el Chateau de Sant Marie, la Prefectura y dos cositas más y ya ¡hemos visto todo! Si es que esto es superpequeño y aprovechamos para comer una ensaladita al lado de aquí y que nos metan un buen rejón. Flipas, como en todos lados.

Y volvemos al hotel a acordarme de Augusto de nuevo y descansar. Tras esto, un breve paseo y una ensalada en el McDonald's que Augusto sigue ahí dentro.




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